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Adiestramiento canino

 

Aunque existen muchas técnicas de adiestramiento canino, todas ellas se pueden clasificar en dos grandes categorías: técnicas de adiestramiento canino basadas en las teorías del aprendizaje y técnicas de adiestramiento canino basadas en etología canina. 

Las técnicas basadas en las teorías del aprendizaje se concentran en la modificación de las conductas del perro, dando menor relevancia a la conducta típica de la especie canina. Por su parte, las técnicas basadas en la etología canina se concentran en la conducta natural típica de los perros, priorizando el establecimiento de una adecuada jerarquía de dominancia y dando menor importancia a las teorías del aprendizaje. El adiestramiento ideal se basa en un compendio de ambos conceptos.

Las técnicas que incluyen la violencia y el maltrato del perro no deben ser siquiera considerados en las técnicas modernas de adiestramiento canino. Actuar de forma deliberada contra el bienestar de nuestro perro puede traernos consecuencias muy graves, pero ello no quiere decir que no debamos aplicar estímulos correctivos ante ciertas conductas negativas. El perro ni aprende ni obedece cuando se le piden las cosas "por favor". Este es un concepto que él no entiende y la mayoría de los problemas de obediencia y convivencia se dan ante una jerarquía de dominancia equivocada, provocada por la ausencia de estímulos correctivos por parte del propietario del animal y que un buen adiestrador puede corregir.

EDUCACIÓN DEL PERRO

Adiestramiento de perros de caza

 

Desde el principio de los tiempos el perro y el hombre han formado un tandem insustituible para la consecución del alimento.

Por consiguiente, nuestro auxiliar imprescindible en cualquier acción cinegética siempre ha sido, es y será, el perro.

Debemos de conocer que nuestro auxiliar, el perro, no aprende voluntariamente,ya que sus necesidades primarias (hambre, sed, cobijo) las tiene sobradamente cubiertas con nosotros.

Por tanto, para poderlo educar deberemos servirnos de otros condicionamientos por los cuales se active (juego, placer, satisfacción, ausencia  de conductas no placenteras, etc.)

Para poder tener un gran perro de caza, hay que empezar por buscarlo.

Cuatro son las cualidades imprescindibles que debe reunir cualquiera de las razas elegidas: pasión por la caza, buenos vientos, equilibrio e inteligencia.

La mayoría de los cazadores tienden a ignorar esa selección intentando encontrar un perro todo terreno, ese perro polivalente que vale para todo.

Sin pararse a reflexionar, ¿Qué raza se adapta mejor a mis condiciones físicas, a mi forma de cazar, a mi carácter?

Si nos hacemos esta pregunta, el resultado no será el perro de moda, pero sí el perro que, a lo largo de su vida, más satisfacciones nos reportará y más nos acordaremos de él.

Pero no basta con tener un perro apropiado; no será un buen perro sin un buen entrenamiento y para ello necesitaremos un buen adiestrador.

LA CAZA CON PERRO

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